NOVA CIENCIA

martes, junio 06, 2006

EL CIELO RESPONDE I

LA CREACIÓN

“Si el espíritu no domina a la materia, la materia corrompe al espíritu”.

Al comienzo era la Singularidad, era la Nada y era el Todo. Había terminado un Ciclo y el Absoluto no se encontraba manifestado. Luego, en un nanosegundo, se manifestó a través de diversas creaciones. Hubo un Big Bang donde comenzó nuevamente el espacio-tiempo para dar cabida al universo físico y a los suprauniversos espirituales.

La Esencia Cósmica crea entonces a los elohim o dioses menores, que son los que continúan la tarea creadora en los distintos universos. Deriva la tarea principal a 72 elohim.

Los elohim crean entonces a los distintos seres angélicos (serafines, querubines, tronos, dominaciones, potestades, virtudes, principados, arcángeles y ángeles), a los elementales de la naturaleza (gnomos, salamandras, hadas, trasgos, peris, vestiglos, etc.) y a los espíritus, que encarnan en el plano físico para comenzar su evolución.

De todas las creaciones del Absoluto, este mundo físico es la única vibración material... el resto son vibraciones espirituales.

Como hay distintos niveles de vibración, el ser humano no puede ver, normalmente, a los seres espirituales ni a los elementales de la naturaleza.

Esta creación tiene distintos grados espirituales que podrían representarse como esferas donde las más grandes contienen a las más pequeñas [1].

Obviamente, cuanto mayor es la categoría espiritual, mayores son las pruebas a superar.

En los comienzos de esta creación, Dios se ocupó de enviar al principal protagonista de esta escuela de superación interior. Su nombre era Luzbel, un ángel que irradiaba tanta bondad que la Luz de su amor llenaba de éxtasis a sus hermanos.

Dios lo envió a tentar a los hombres y él no pudo negarse al mandato divino. Trajo a una legión de 72 ángeles, a los cuales se les borró la memoria para que pudieran llevar a cabo su misión sin titubeos. Así fue como se transformaron en Demonios, habitando los ciclos de la Oscuridad (son ciclos que interfieren en todos los planos de vibración).

Estos demonios, en forma de tentaciones, dominan el cuerpo de deseos del ser humano y también actúan acrecentando el ego [2] en los espíritus del error.


II

GRADOS DE EVOLUCIÓN ESPIRITUAL

En los comienzos de la historia de la humanidad, los hombres prehistóricos se manejaban de manera totalmente instintiva, con una tremenda violencia, que usaban incluso hasta para aparearse con la hembra, llegando a someterla por la fuerza para satisfacer su necesidad fisiológica.

Grandes Maestros vinieron de un planeta del sistema de Orión hasta las tierras de Egipto, dejaron sus enseñanzas y la humanidad comenzó a evolucionar.

Incluso algunos de los faraones eran seres de aquella civilización extraterrestre y por eso fueron considerados dioses por los hombres de aquella época.

Desgraciadamente, muchas de esas enseñanzas cayeron en manos de algunos sacerdotes con ansias de poder, que usaron ese conocimiento para someter a sus semejantes.

Otros sacerdotes de espíritu más elevado sirvieron a la Luz y guardaron esa sabiduría bajo escritura jeroglífica, para que no sea fácil de descifrar por las personas que sirviesen al Mal.

Uno de esos grandes Maestros venidos de Orión era Thot [3] que fue considerado el dios tutelar de la ciudad de Hermópolis, dios lunar, señor de la sabiduría, inventor de las ciencias, de las artes y de la ya nombrada escritura jeroglífica. El pueblo griego lo conocía como Hermes Trismegisto.

De esta forma griega de denominar a Thot proviene el título de los Libros herméticos, aplicado a 42 tomos sagrados de sabiduría egipcia.

Una de las sociedades que estudian esas ciencias ocultas es la Orden Hermética del Alba de Oro (Hermetic Order of The Golden Dawn), fraternidad inglesa fundada en 1887, por miembros de una Orden de carácter Rosacruz.

La Creación siguió su curso y, para seguir apuntalando espiritualmente al ser humano, llegaron a encarnar grandes Maestros de la Luz: Asaph ben Berequías, profeta hebreo, cuyo verdadero nombre se dice que era Osarsiph y habría sido iniciado en los Misterios de Heliópolis.

El patriarca Enoch, a quien se le atribuye el llamado Libro de Enoch, en donde éste cuenta sus místicas y simbólicas visiones.

El profeta Elías, que encarnó para unir a las familias y sembrar el amor en todas las comunidades de aquella época tan oscura.

Y al final vino el Maestro Jesús, que enseñó la religión sin religión, que predicó el Amor con mayúsculas, que clamó tantas veces que al Padre se encuentra en el interior del hombre, no en la cima del monte ni en la sinagoga.

Eran palabras muy avanzadas para aquella época, incluso para este tiempo.

Muchas personas todavía viven en una búsqueda infructuosa, ávidas de diálogo personal con el amante Dios y tratan de buscarlo en una imagen, en un santuario, mientras siguen con su egoísmo cotidiano, sin ver más allá de sus narices. Preocupándose poco y nada por su prójimo, y pensando que más tarde, con un poco de arrepentimiento, la tarea ya estaría hecha [4].

No se dan cuenta que así lo toman a Dios por un tonto, queriendo engañarlo, como si Él no estuviera dentro de cada uno de nosotros.

El Maestro Jesús nos dejó una provechosa enseñanza, dio conceptos para los seres de oscuridad y también para los que empiezan a asomar a la Luz.

Con respecto a los elohim, actualmente hay 7 dioses menores trabajando.

Estas jerarquías son las únicas que quedan de las originales 72, y siguen creando espíritus que comienzan el camino evolutivo.

Jesús, el Gran Maestro del Amor, movilizó la conciencia espiritual y consiguió que muchos espíritus pasaran de la Oscuridad a la Luz.

Hay Maestros Ascendidos que trabajan en este plano material, así como hay Espíritus de Luz que operan en los planos espirituales.

Hay seres humanos que desean superarse y reconocen que cada día es más difícil evolucionar estando encarnados. En los planos espirituales de Luz también se sigue evolucionando, pero al no existir el ego es mucho más fácil dicha evolución.

De todas maneras, los espíritus encarnados no estamos tan desamparados como pensamos, pues los ángeles vienen a proteger y orientar al ser humano. Aparte, los Maestros de Luz tienen la misión de apuntalar al hombre para que no retroceda en su evolución.

El ego es un tremendo lastre para que el ser humano se eleve espiritualmente. Algunos se dicen “Maestros”, sin saber que en muchos casos ni 50 años de “maestría terrenal” alcanzan para llegar a los grados de LUZ.

Muchos seres encarnados buscan ser aprendices en el campo espiritual, pero no todos son buenos discípulos. La base para comenzar a ser un destacado discípulo es el Amor, con el respaldo del Conocimiento, el Respeto y la Humildad... sin dejar de lado el Servicio. Aquellos maestros que ocultan el camino espiritual creando una atmósfera de misterio, solo satisfacen a su ego. Por eso no hay que ser reticentes en dar Conocimiento.

Los exámenes en estas categorías espirituales se pagan con lágrimas.


[1] La clave de la Elevación Interna son los grados o planos de vibración espiritual, de los cuales daré más detalles en su momento.

[2] El ego no se encuentra solamente en el plano físico, pues los espíritus del error de las vibraciones densas también poseen ego, y éste les trae ansias de dominación, rebeldía y sufrimiento. Sólo los espíritus que alcanzaron la Luz no poseen ego.

[3] Su nombre original es Tar (ver la segunda parte de este libro).

[4] Mientras el hombre vea en la religión la satisfacción de sus propias necesidades o una garantía de inmortalidad, no es a Dios a quien sirve, sino a sí mismo. Cuanto más alejado del ego, más real es Su presencia.

Fuente: "El Cielo Respode" Prof. Jorge Raul Olguín